Revalorizar el patrimonio cultural gastronómico del Táchira, a partir de las comunidades, mediante la divulgación para el conocimiento y apreciación del menú alimentario regional ha sido nuestra permanente propuesta. En ese trabajo desde hace años, hacemos énfasis con el lema inequívoco: un pueblo es lo que come. El objetivo debe cumplirse en el escenario legítimo, que es la comunidad, en donde miles de líderes anónimos, héroes de la cotidianidad, cumplen con su trabajo, laborando en mantener el tradicional menú, la bondad del bien servir, y el itinerario puntual del comer a tiempo, para consolidar esa fuerza que responde físicamente, a la fortaleza de espíritu del pueblo que debemos seguir siendo. En ese empeño de investigar para reconocer y revitalizar, de divulgar para reafirmar, seguimos cumpliendo cada día, en todos los escenarios a donde es llamado el Táchira a participar, para demostrar con orgullo, que el tachirense come porque trabaja y trabaja porque come.
En estos momentos en que el tráfago, la congestión urbana, la inclemente inflación, y la inmediatez de la globalización, conspiran contra la costumbre de honrar la mesa sin prisas plebeyas a la hora de la comida, para alimentar el cuerpo con la serenidad de ánimo a favor de la salud, es indispensable llamar la atención sobre la importancia y utilidad de optimizar y unificar esfuerzos, para que se retome la cultura del buen comer. Es una cruzada que comienza en la familia, en la tradición del recetario matriarcal, en la exigencia de respeto la mesa patriarcal, y sobre todo en la presencia reforzadora de esa segunda casa que es, que debe ser en este tema, la escuela, el colegio o liceo, en donde docentes y expositores deben prepararse para promover esa cultura tradicional, que nos ha significado positivamente como provincia durante siglos, al momento del encuentro cultural en la mesa nacional
Indudablemente que es también de primer orden, la capacitación de los futuros prestadores de servicios gastronómicos, para optimizar la oferta regional a través de la toma de conciencia ciudadana, y así consolidar una red de trabajo popular, conformada por cocineras y cocineros, mesoneros, ayudantes de cocina, gerentes, cultores. La revitalización de la pequeña y mediana empresa de servicios gastronómicos, amerita este estímulo de formación ciudadana, para así potenciar el turismo gastronómico como una industria que se debe desarrollar conjuntamente con las comunidades y organizaciones vecinales, apoyadas en los gobiernos municipales y el gobierno regional pautando el aporte nacional. Es la razón de esta propuesta de revalorización de la cultura alimentaria, que en estos días consolidó un estadio más, con la creación de la Cátedra de cultura alimentaria tachirense, por iniciativa del Profesor Carlos Alcalá, en el Instituto de Estudios Gastronómicos de Venezuela. En esta cruzada de revalorización de la cultura alimentaria tachirense continuamos. Con fe trabajamos y creemos que así, en el nombre del Táchira, en salud se nos debe convertir.
Leonor Peña.
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